lunes, 14 de marzo de 2011

McQueen sin McQueen


El 11 de Febrero de 2010 podría haber sido un día como otro cualquiera pero no fue así. Alexander McQueen acababa con su vida. Tan solo a una semana después del fallecimiento de su madre a la que estaba estrechamente unido, el caos personal se apoderó de el. Sumado también esto  a la perdida de su íntima amiga y descubridora Isabella Blow, todo ello fue demasiado para el artista, algo que le llevo a una fuerte depresión de la que no se recuperó.
McQueen fue un gran visionario a juicio de muchos. Sus diseños con estremecedoras imágenes de calaveras, huesos, insectos y serpientes en actitud amenazante fueron el reflejo de la angustia personal del genio. Frases como ¨ El miedo ha sido mi mejor amigo¨ quizas nos debería haber hecho presagiar lo peor.  Cuesta pensar a veces que detrás de tantas líneas de éxito se pueda esconder un renglón torcido. Ya hace un año la moda perdió a uno de los creadores más impactantes de las últimas décadas. El talento no es todo para ser feliz. 
Cómo ocurrió con Balenciaga ¨el maestro de los maestros¨ calificativo con el que se le nombraba al también desaparecido genio, los dos creadores cortaban sin utilizar patrones. McQueen al igual, lo hacia directamente desde un busto, atrevido y genial como pocos.
Hoy la firma capitaneada por su assistant Sarah Burton y vigilada de cerca por el grupo GUCCI, mantiene intacto el ADN del fundador.
Su último desfile fue un claro homenaje entre el bien y el mal. Entre los ángeles y demonios, se pasearon brocados, tules, pelo y gasas, todo entre el blanco y el  negro con tan sólo una interrupción del lavanda. Siguiendo la estela de Alexander, no faltaron los volúmenes y las tachuelas que adornaron las prendas.  Todo pareció un cariñoso gesto al diseñador británico del que seguimos acordándonos.





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