La pasarela de Gaultier fue un guiño al París de la postguerra. El modisto se ha paseado por la ciudad de la luz de los años 40. Féminas envuelven sus largas cabelleras en turbantes, cubiertas del frio con lujosos boleros de visón en vivos colores se pasean fumando en largas boquillas. Vestidos de lana y de cuero muy ceñidos son un guiño a la femme fatal saliendo del cabaret algo aturdida pero contenta en una noche fría parisina. Al final Gaultier contó con la colaboración de Ditta Von Tesse, la cual encarna los valores que quiso transmitir con su desfile.
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